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PROBLEMÁTICA AMBIENTAL RELACIONADA A LA ARQUITECTURA DE INTERIORES: ANÁLISIS DE CASO Y RESULTADOS

  • Foto del escritor: Gerardo Berdejo
    Gerardo Berdejo
  • 20 mar 2020
  • 8 Min. de lectura

Ensayo realizado en septiembre de 2016



1. INTRODUCCIÓN.


La humanidad en algún punto de la historia, quizás alrededor del siglo VI a.C., se dividió entre el pensamiento occidental y el pensamiento oriental. Ambas posturas tienen más diferencias que similitudes. El pensamiento occidental, el que nos rige hoy en día es entre otras cosas, antropocentrista, es decir, que sigue una doctrina que defiende los intereses de los seres humanos (consideración moral) por sobre cualquier otra cosa, y que además toma al ser humano como instrumento de medida o juicio hacia los demás seres vivos y al planeta mismo. Es una doctrina que surge en el siglo XVII y que aparece como una forma de reemplazar al teocentrismo medieval que ya estaba siendo duramente criticado y cuestionado por especialistas y por la sociedad misma.


Es precisamente ese antropocentrismo dentro del pensamiento occidental el que ha hecho que el humano sea eminentemente egoísta, soberbio e indiferente ante una serie de situaciones que se encuentran a su alrededor, porque al sentirse el centro de todo, ve al mundo como algo que debe poseer, lo ve por debajo de sus pies, se enfrenta a él. Al mismo tiempo el pensamiento occidental trajo consigo la teoría, el racionalismo, el método científico y un avance tecnológico sin precedentes, los cuales han sido tremendos aportes para la humanidad que nos han alejado de todo escepticismo; pero que paradójicamente todo esto nos ha traído también un permanente conflicto. Y es ese pensamiento el que ha determinado nuestra conducta, nuestra actitud sobre la vida, la forma de resolver nuestros problemas, nuestra forma de reaccionar ante la muerte de un familiar; es el pensamiento que heredamos a nuestros hijos y que determina la educación académica. En definitiva, determina nuestra identidad.


RTVE. (2011). “Terremoto 8.8 Tokio, Japón”


El ejemplo de las largas filas en los teléfonos públicos en la ciudad de Tokio luego del terremoto 8.8 que remeció esa localidad de Japón en marzo del 2011, refleja las grandes diferencias culturales y sociales que nos separan con Oriente. Las noticias contaron acerca del orden, la calma y las buenas maneras que adoptaron los japoneses ante el desastre (RTVE, 2011). Surgen entonces ciertas interrogantes. De ocurrir un terremoto de esas proporciones en Lima, ¿haríamos fila en los teléfonos públicos para llamar a nuestros familiares, sabiendo que es el único medio para comunicarnos debido al colapso de las líneas de teléfonos celulares, o nos abalanzaríamos por tratar de ser los primeros en llamar? Algo similar a cuando queremos entrar en la combi, en el Tren Eléctrico o el Metropolitano. Y al llegar a la cabina, ¿haríamos una sola llamada corta para luego ceder el teléfono a un desconocido como ocurrió en Tokio, o aprovecharíamos para llamar a al menos tres o cuatro personas, sin pensar en la urgencia de los demás? ¿Qué tan tolerantes somos, qué tanto deseamos el bien común por sobre nuestro propio bien?


Ese tipo de preguntas profundas debemos hacernos cuando los demás no nos entienden o cuando nosotros no entendemos a los demás. Y es que en oriente, como se narra en el I Ching (IX a.C.), no se piensa desde un punto de vista antropocentrista, no se considera que el humano es el centro de todo, no se miden las cosas respecto a la opinión del humano. Por el contrario, se asume que el ser humano es parte de la naturaleza, que está dentro del mundo y no es de su propiedad. Por lo tanto, no lucha contra él, sino que fluye con él, es dinámico. No hace falta ser muy observador para notar que el pensamiento occidental es el que está dominando todo y que las grandes potencias económicas se rigen por esta doctrina.


Quizás sea por esa razón que todos los océanos hoy están en serio riesgo de colapso por la pesca industrial y artesanal (Nature Climate Change, 2014), incluyendo las costas peruanas que año a año demuestran un grave descenso en las toneladas de pesca totales (Diario Gestión, 2010), con serias controversias (Diario El Popular, 2013) y soluciones nada sostenibles y muy dañinas para la sociedad como las piscifactorías (SPDA, 2014). Quizás sea por esa razón que durante los últimos 2000 años hemos reducido la superficie boscosa del mundo a una fracción ridícula. La FAO, en su resumen Ejecutivo: “Situación de los bosques del mundo 1997”, señala el alarmante incremento de la deforestación hacia esa fecha (1997).

Afortunadamente, Green Facts sostiene que desde el 2005 en adelante se viene viendo una reducción importante en la deforestación (2010) y una notoria recuperación de los bosques gracias a las nuevas políticas ambientales adoptadas en diversos países. Perú no está en esa lista de países con buenas prácticas ambientales. Quizás sea por esta razón que hemos decidido enjaular, criar, matar y comer a 70 mil millones de animales terrestres cada año en todo el mundo convirtiéndose en la primera causa de generación de gases de efecto invernadero con un 18% (FAO, 2010). Siendo también la industria que causa más contaminación ambiental, la que causa más enfermedades a nuestra especie; la que consume el 30% del agua dulce del mundo (The Netherlands, 2012) y es la industria que se apropia del 80% de las tierras cultivables del mundo (FAO, 2014) para un producto totalmente innecesario e insostenible en nuestros tiempos.

Quizás por esa razón la tasa de crecimiento demográfico ha estado en preocupante aumento desde 1950 con la característica que las sociedades desarrolladas se han mantenido estables, mientras que las naciones en vías de desarrollo se han ido multiplicando sin control alguno. Los datos del INEI nos muestran que Perú se encuentra entre los países que están con una tasa de crecimiento demográfico preocupante (INEI, 2007). Recién desde el 2007 se viene desacelerando por diversos factores políticos, sociales y económicos.


Deforestación

2. DESARROLLO.


A pesar de que estos datos son cada vez más conocidos, suele pesar más nuestro pensamiento antropocentrista y racionalista, quizás algo desbordado, que no nos deja ver más allá y seguimos causando sufrimiento a otros y a nosotros mismos, yendo contra la ley fundamental de la naturaleza: la supervivencia misma.


El pensamiento oriental a su vez también posee grandes deficiencias, porque si bien tienen como premisa positiva que para cambiar al mundo hay que transformarse uno mismo, tienden a caer en el alejamiento de la razón, es decir que casi no desarrollaron ciencia ni teoría, por ende tampoco tecnología. De hecho, hasta hace solo 80 años, su nivel de avance tecnológico era similar al del siglo XVI en Europa. A su vez, Oriente falla al no reconocer la individualidad y dignidad del ser humano, por esa razón los derechos humanos y la democracia han sido casi inexistentes en esa parte del mundo hasta hace muy poco tiempo.


Esta síntesis del pensamiento occidental vs. el pensamiento oriental nos debe llevar a la reflexión e impulsar a dar un paso evolutivo más. La globalización actual ha cambiado por completo nuestra forma de ver el mundo y ambos pensamientos hoy en día están tan fusionados que se puede respirar ambas doctrinas desde Perú hasta Nepal, o desde Croacia hasta Nigeria. El mundo ya no es el mismo, por tanto debemos cambiar con él.


Contaminación marina


En ese sentido el principio de identidad gracias a la sintiencia surge como una idea que busca modificar la ética actual y ampliarla a todos los seres capaces de sentir y que posean conciencia sensitiva (Declaración de Cambridge sobre la conciencia animal, 2012), ya que todo ser que posea estas características tendrá intereses básicos en la vida, por tanto les debemos también una consideración moral. Debemos entonces abrirnos hacia una nueva moral y orientar nuestro trabajo y nuestras energías hacia prácticas o actividades que busquen el bien común, que generen bienestar y calidad de vida, no solo al cliente porque eso sería incompleto o egoísta, sino también a nuestro entorno. Hoy los consumidores son más exigentes, lo cual amerita también que los que prestamos servicios seamos más exigentes con nuestros clientes, y no condescendientes como ha venido ocurriendo en las últimas décadas. Una forma sería mediante la correcta elección de materiales a la hora de proyectar, diseñar y transformar espacios; o la correcta elección de clientes a los cuales brindarles nuestros servicios.


Un caso práctico que demuestra que sí es posible aplicar una nueva moral en busca del bien común y al mismo tiempo generar grandes ganancias, es la empresa ECOVATIVE (2008), una empresa líder en biomateriales para la construcción, muebles, decoración de interiores y empaques con un alto rendimiento, calidad certificada, altos estándares de seguridad, no dañinos para la salud y amigable con el medio ambiente. La historia de esta empresa se remonta al año 2006 cuando los fundadores Eben y Gavin estudiantes en aquel tiempo del Rensselaer Polytechnic Institute en Nueva York, inventaron un material cuyos ingredientes eran el desperdicio de la Agricultura y el mycelium, un pegamento natural producido por hongos (EOI, 2015). A través de los años las ayudas, las alianzas y los logros se fueron dando hasta el día de hoy que siguen ampliando horizontes, siempre sin perder de vista su primer objetivo, causar el mínimo impacto posible al planeta para preservar ecosistemas para las futuras generaciones.


Captura de pantalla ECOVATIVE

3. CONCLUSIONES.


En su sitio web se pueden ver las tres principales líneas de producción que poseen y que están revolucionando la industria. Una de ellas es el Myco BoardTM que no es otra cosa que paneles de diversas formas y tamaños hechos con aglomerado de madera con la distinción que está prensado y estructurado con mycelium y no con colas industriales. Otra línea es el Myco FoamTM, un material que espera vencer a mediano plazo a las empresas que fabrican paneles térmicos, acústicos y similares, empresas que fabrican empaques, embalajes y materiales para la construcción hechos de poliestireno expandido por ser altamente tóxico y no biodegradable; evitando así millones de toneladas al año en desperdicios. Finalmente, Myco Make es una iniciativa de ECOVATIVE para que cada usuario envíe sus ideas a la empresa para fabricar nuevos productos, fidelizando a sus clientes y afianzando la compañía hacia nuevos horizontes.


4. FUENTES DE INFORMACIÓN.




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